Desde que llegó el buen tiempo hemos vuelto a jugar en el jardín y mamá nos cuida desde allá arriba. Cuando me separo de los demás se asoma entre las cortinas de lienzo del desván y me sonríe, por eso casi siempre juego solo. Fue ella —esto no se lo he contado a nadie— quien paró el columpio justo antes de que se soltara el nudo que lo ataba a la rama. Yo vi su mano pálida, casi blanca, que atravesaba las hojas del nogal como un rayo de luna. Por eso, aunque me estaba columpiando con todas mis fuerzas, al caer sólo me desollé las rodillas.
La que nos baña ahora es la tata Dolores. Nos restriega tan fuerte que me arranca las costras, nunca terminan de cicatrizar y los hilos delgados de sangre se deshacen en el agua mugrienta de la bañera.
©Elisa de Armas
España
16 comentarios:
Como siempre en Elisa: la fuerza y limpieza de la prosa.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Ay! Es un texto que llega, que da escalofríos, que perdura. Muy bueno.
Qué bueno, Elisa. Qué fuerza, como dice Pablo.
Abrazo
Gabriel
Siempre asoma un rayo de ternura por tus textos, Elisa.
Me encanta tu estilo. Mucho.
Besos.
Es precioso, Elisa, se ve perfectamente la mano blanca de mama.
Abrazos
Precioso y tierno micro. Emociona.
Saludos desde el aire
Gracias a todos, alguna, ¿verdad Ana?, ya conocía este micro porque salió de una preciosa foto de Ángeles. Lo tenía guardado para una ocasión especial y este vendaval por supuesto lo es.
Un abrazo y gracias por comentar.
La verdad es que tus micros tienen un aroma especial. Éste en concreto destila una ternura y una tristeza tan bien narrada que se puede ver y sentir.
Felicidades.
Un abrazo,
Muy buen micro, con ese punto de ternura y un aire de inquietud que sobrevuela todo el texto.
Besos.
¡Qué lindeza de relato! Yo también quiero tener una madre que me cuide desde allá arriba. Bonito, bonito y pelín triste.
Abrazos alegres.
Tengo una mamá que me cuida de igual modo.
Algunas heridas son difíciles de cicatrizar.
Abrazos!
Impresionante!!! La imagen de la mano que atraviesa el nogal es bellísima!
Gracias por participar.
Cómo me gusta este relato desde la primera vez que lo leí, en especial el segundo párrafo.
Elisa, fantástica. Que tierno.
Me ha gustado mucho, un abrazo.
Es uno de eso micros tan bellos que una no se cansa de leerlo.
Un abrazo Elisa
Es un texto duro como él solo. Por lo que veo ahora este micro fue el primero del vendaval. De modo que empezamos fuerte fuerte.
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