domingo, 19 de junio de 2011

LA GOTA QUE QUERIA SER OCÉANO

Era una gota de lluvia que quería ser océano. Desde que al caer desde el cielo vió la inmensidad azul verdosa.
Pero el viento la arrastró y la gotita terminó en una hoja verde oscuro de un viejo árbol en un pequeño jardín.
-          Ya no seré océano – se lamentó la gota – a menos que lo intente…
Y aunque se hinchaba y soplaba, lo único que conseguía era adelgazar y achicarse, evaporándose.
Al perder las fuerzas, se relajó. Y al relajarse, cayó de su hoja. Con susto, hasta el piso. Un charco, muchas gotas.
-          Cuantas hermanas, entre tantas, no podré crecer y ser océano – se lamentaba.
La multitud la arrastró, primero por la tierra, después por un oscurísimo túnel hasta llegar a un río caudaloso. Y por el río, al océano.
Entonces comprendió: sólo lo conseguimos entre todos, ocupando nuestro lugar, multiplicándonos… y siendo cada uno nuestro propio océano.

© Mariano Ramos Mejía (@_Orientar_)
Argentina

4 comentarios:

Maite dijo...

Precioso título para un relato mágico!!

Anónimo dijo...

Gracias por participar.

Corren tiempos de ser gota y colaborar en hacer océano. Preciosa lección.

Luisa Hurtado González dijo...

Todos podemos ser esa gota que busca ser un océano. Todos somos agua.

Unknown dijo...

Me estoooyyy caaaaaaaaaaayeeeeennndoooooooooooo al océano!!!!!!!!!

Hermoso relato de simpleza,