domingo, 19 de junio de 2011

SUSTITUCIONES

Siempre me procuró una embriaguez inefable beneficiarme de los demás gracias a mi talento. Pude manejar los destinos de funcionarios obsecuentes, ciudadanos reflexivos, inspectores, soplones, críos, prostitutas; provoqué que se maltraten entre sí, fomenté su encono hasta hacerles creer que los había arruinado en la loca carrera por ganar lo suyo, pero lo cierto es que fui yo el que obtuvo lo que quiso, con una arbitrariedad que empezó a sofocarme, que engendró sufrimiento, un opresivo desasosiego. Empecé a tener urgencia de otras cosas, a necesitar otro paisaje, aunque fuera el último. Pero no distinguía cuál, y por momentos me absorbía la zozobra al conjeturar que jamás llegaría a saberlo. Entonces hablé con Judas, arreglamos un par de cosas y me hice crucificar.

©  Sergio Gaut vel Hartman

Argentina

8 comentarios:

Pedro Herrero dijo...

Una relectura muy interesante, servida con temple y gran sabor literario. Da gusto leerte, Sergio.

Anita Dinamita dijo...

Ja ja ja, qué irreverente!!! Buenísimo
Un abrazo

Maite dijo...

Exquisita prosa, Sergio. Un placer leerte y verte participando. Gracias por todo el esfuerzo que has puesto en la difusión del evento. Un fuerte abrazo!

Rosa dijo...

Me ha gustado mucho su relato y el final...Sorprendente!!!

Saludos desde el aire

Liliana Savoia dijo...

Genio, gracias por compartir tus letras.So,os afortunados de tenerte
Saludos rosarinos

Luisa Hurtado González dijo...

Irreverente y genial.
Ahora puedo llegar a entender algunas cosas; malo es que te crucifiquen pero es que lo de antes....no había quien lo soportase por mucho tiempo.

Anónimo dijo...

Nadie se libra del hartazgo y el aburrimiento.
Gracias por participar.

Rocío Romero dijo...

¡Hala! toma golpe (de irreverencia sí y de sorpresa). Enhorabuena Sergio