domingo, 19 de junio de 2011

NADIE ESTÁ LIBRE

Es un perro dulce, amable y de estirpe: hijo de campeones fox terrier pelo de alambre. Come en un plato de plata. Bebe agua purificada desde un recipiente de porcelana japonesa. Duerme sobre una alfombra persa, rodeado de cojines de seda marroquí. Todos los meses va a control veterinario. Cada 15 días le cortan el pelo y las uñas. Una sirvienta lo pasea al alba y al atardecer. Disfruta de placeres que todos quisiéramos, aunque cada día aúlle de angustia, del mismo modo que los perros de la calle, cuando suena la sirena de las doce.

© Rodrigo Obreque
Chile
microcuentosvaldivianos.blogspot.com

3 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Desde luego, la vida está hecha a base de eso, hay un equilibrio. Qué sería la vida sin la sirena de las 12!!!

Anónimo dijo...

Gracias por participar.
Donde yo trabajo, la sirena suena a la una y los perros pasan tanta hambre que no tienen ganas de aullar.

Luisa Hurtado González dijo...

Me gusta que tu perro siga siendo un perro y que aulle, aunque sea sólo a las 12 en punto. En fin, por algo se empieza.