domingo, 19 de junio de 2011

LA BRUJA DEL AMOR

La amargura de la pena cubrió su piel de amarronadas verrugas del tamaño de un garbanzo. La nariz se le afilo como la punta de un lápiz y las uñas, crecidas, se convirtieron en garfios.  Al mirarse en el espejo se estremeció; era igual que la bruja del cuento de su infancia., igual que la maléfica que tanto le atormentaba. Hoy, por el contrario, aquella imagen le provocó una enorme ternura. Aquel rostro no era otro que el resultado de lo vivido, de lo entregado. El resumen silencioso de años de recuerdos, de besos moldeados con las yemas de los dedos, de abrazos imaginados antes de ser dados. Se había convertido en la bruja del amor, pero aún no sabía que hacer con sus poderes.

©Marta López
España

4 comentarios:

Fortunata dijo...

Parece que va a ser verdad eso de que las mujeres son bujas

Luisa Hurtado González dijo...

Me gusta tu cuento. Yo ya tengo la nariz de bruja, en cuanto al resto espero que el tiempo haga lo suyo.
Y mis poderes..., quizás cuando tenga la edad de una abuelilla me ponga a hacer pasteles.
Pero volviendo a tu micro. Me gusta tu bruja, creo (de verdad) que muy pronto descubrirá y sabrá usar sus poderes, sean los que sean.

Anónimo dijo...

Coincido con Luisa en que en nada descubre qué hacer con los poderes. O quizás no y los desamores sean sus intentos fallidos.
Te agradecemos que lo enviases al Vendaval

Anita Dinamita dijo...

Primero ha descubierto a la bruja, ahora sabrá que hacer, una bruja siempre sabe qué tiene que hacer!
Abrazos