Hacías los trazos en el lienzo con ligereza y naturalidad. No había más que verte para tener la certeza de que tu habilidad para dibujar era única. Me mirabas de reojo mientras tu mano plasmaba lo que veías. Estaba muy ilusionada, era mi primer retrato y ¡quien mejor que tú para hacerlo! Fueron unas cuantas tardes las que compartimos juntos. Tú siempre guardando el misterio bajo aquella sábana con la que cubrías el dibujo, yo con la emoción que supone inmortalizarse para siempre. El secreto acabó el día que me mostraste lo que pintabas, jamás olvidaré aquel horrible florero de porcelana.
7 comentarios:
Si al menos el florero hubiera hubiera tenido una flor que fuera la metáfora de tu rostro... Me gustó Susana, vaya desilusión que se llevó.
Es que hay artistas que sólo pintan lo que les enseñaron en el colegio.
Un abrazo con risas, Su.
PABLO GONZ
ES MEJOR NO HACERSE DEMASIADAS ILUSIONES, LA REALIDAD ES DEMASIADO
PROSAICA.
BESOS
No parece que fuera un buen pintor.
Muy bueno, un saludo.
jajajajaja...ya sabes, por eso de la pintura y el dibujo me tenías en vilo...y al final, carcajada enorme.
Un besazo!!!!
Qué pintó un jarrón???
El muy....
Pobrecita.
Yo creo que era bizco y tu protagonista confundió el destino de sus miradas.
Gracias por pasarte
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