Contempló la luna antes de acostarse.
Esa luz le hizo recordar otro cielo, otras estrellas, invisibles en la ciudad pero de un brillo realmente mágico en otras noches.
Esa luz le evocó los olores de la madrugada, en el silencio de las calles vacías donde sólo se oía el eco de sus pasos.
Cerró los ojos, respiró hondo, el fresco recuerdo de esos olores llenó todo su cuerpo, toda su alma. Se tumbó en la cama y se durmió…
Esa luz la despertó a la hora en la que estaría oyendo el eco de sus pasos y oliendo el frescor de la madrugada, y esta vez no se durmió.
© Ana C.S.
España
5 comentarios:
Precioso Ana, el hueco de las ausencias siempre nos produce insomnio.
Precioso, Ana!!! Enhorabuena por tu estreno.
Un abrazo enorme
Literatura de todos los sentidos. Me gustó esa amplitud.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Si es la hora en la que estaría oyendo el eco de sus pasos, que no se duerma.
Las ausencias se pueden sufrir, pero hay veces que pueden llegar a disfrutrarse se vienen de la mano de buenos recuerdos.
Realmente bello.
Gracias por mandarlo
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