La brújula creada por Miles Trewell tiene una característica única. Quien la tiene en sus manos no ve hacia dónde queda el Norte, sino la dirección en la que se encuentra su alma gemela. No siempre –valga la aclaración– la brújula de Trewell apunta a la pareja actual del que la sostiene, factor determinante para finiquitar relaciones que, incluso, estaban a punto de llegar al altar. Ante el misterio de la brújula, un grupo de fanáticos la ha resguardado como un oráculo sagrado en un recóndito pasaje de la República de Saharui, al noroccidente de África. Allí, se permite sostener la brújula por un par de segundos, pero los saharuis cobran con la vida la consulta del visitante, riesgo que, a la fecha, miles de miles han corrido con tal de saber en dónde se encuentra el amor.
© Esteban Dublín
Colombia
estebandublin.blogspot.com
7 comentarios:
Buen micro Esteban, aunque yo no pagaría el precio, no me merece la pena encontrar al amor verdadero para no poder disfrutarlo.
abrazos
Esteban, un micro excelente, yo tampoco pagaría por encontrar mi alma gemela, que me busque ella a mi... y nos desencontraremos en algún punto.
Abrazos
Le encuentro resonancias a Borges.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
DE QUE SIRVE LA VIDA SI NO TENGO AL AMOR DE MI LADO... LINDA REFLEXION...ME GUSTÓ MUCHO.
Coincido con el comentario de Pablo. Me gustó la manera especial de contarlo.
Abrazos.
Parece que algunos prefieren vivir sin la brújula, que prefieren arriesgarse. Me parece bien, estoy con ellos.
Y contigo, Esteban.
Ese instante último antes de morir conociendo la dirección en la que debiste buscar en vida ha de ser terrible.
Gracias mil por venir.
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