- Sólo digo que al final lo de crear los bancos y los prestamistas no fue muy buena idea - comentó uno de los monjes.
- Sí, Lothan ha escuchado esta mañana en el mercado que la gente cada vez está más harta, - continuó alarmado otro, mientras engullía un muslo de pollo asado. - Hablan de preparar revueltas, de exigir justicia, de...
- ¡Bueno, basta, hermanos! - espetó el superior, - ¡llevamos horas atascados en este trozo! ¡Centrémonos en nuestro trabajo!
- Pero es que por una cuestión de imagen...- ante la mirada furibunda del padre prior, el hermano escribano se detuvo. Tras unos minutos de silencio, preguntó tímidamente – Er... bueno, ¿entonces qué pongo?
El superior se giró bruscamente y espetó:
- ¡Pues escribe “Y al séptimo día descansó” y a hacer puñetas!
© Ángel Manzano
España
http://gromland.wordpress.com/
3 comentarios:
¿Por qué nos gustarán tanto las historias irreverentes?
A mi me encantan ese tipo de. historias, Angel.
Gracias por venir por aquí
Jejej, pero lo cierto es que puede que ocurriera algo así en un montón de párrafos... ¡ay!
abrazos
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