Anocheció con calma, tras el último vestigio de luz se levantó con presteza de la cama procurando no hacer ruido, se vistió ropa holgada sobre el pijama y salió con el mayor de los sigilos. Desplazándose entre las sombras de los portales para no ser visto por las almas callejeras que circulaban sin rumbo, giró hacia el único reducto sin asfalto de la pequeña ciudad. Se sentó en su banco frente al estanque y sacando el pan duro del bolsillo acertó a separar trocitos en forma de bolas que lanzó a los patos que flotaban también sin rumbo. Media hora después rehizo entre las sombras el camino hasta su casa. Se quitó la ropa y se metió de nuevo entre las sábanas añorando aquellos días en que su madre le bajaba al parque antes de ser invisible para ella. Con sus siete años a cuestas se quedó dormido. ©Eva Castro Outeiriño España |
domingo, 19 de junio de 2011
AÑORANZAS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Muy hermosa la imagen que propones. Me gusta el ambiente lírico.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Un micro terrible y de triste final, pero precioso. Sentí la soledad y la añoranza frente a ese estanque.
Besos
Es terrible lo que cuentas y como lo cuentas. Terriblemente bueno.
Publicar un comentario